El proverbio popular que dice que debemos comer cuando tenemos gripe pero abstenernos de hacerlo cuando tenemos fiebre parece tener sentido.
Dado que la fiebre usualmente sólo dura un día o dos y uno suele no tener mucho apetito en todo caso, comer poco no es difícil. Pero la gripe tiende a durar entre siete y 10 días, de manera que si uno no come, termina sintiéndose débil y miserable. Ahora bien, ¿habrá alguna evidencia de que hacerle caso al refrán nos ayuda a sentirnos mejor más pronto?
Parece que sí
Los líquidos, por supuesto, son esenciales y los nutrientes de los alimentos son los que le permiten a las células funcionar. No obstante, las enfermedades a menudo hacen que la gente pierda el apetito y se ha llegado a decir que esta llamada "anorexia inducida por infección" estimula el sistema inmune.
Pero si fuera así, ¿por qué dejar de comer sólo tiene ese efecto cuando estamos enfermos?. Un estudio de 2002 hizo que fuera declarado cierto lo que dice el viejo refrán de "alimente la gripe, mate de hambre la fiebre". Unos científicos holandeses les pidieron a los voluntarios que ayunaran la noche antes de visitar el laboratorio en dos ocasiones. En la primera visita, les dieron alimentos líquidos y en la segunda, sólo agua.
Los exámenes de sangre mostraron que los niveles de interferón gamma (una sustancia importante para la defensa ante infecciones, particularmente las causadas por virus) aumentaron en un promedio de 450% después de darle a los participantes alimentos y disminuyeron luego de consumir sólo agua. Así que seguir comiendo promueve la clase de inmunidad que es particularmente efectiva para combatir el tipo de infección que es la gripe.
Por otro lado, ayunar parecía cuadruplicar -en promedio- los niveles de otro químico llamado interleukin-4, mucho más que el aumento visto en los participantes del estudio después de que les dieran los alimentos líquidos. El interleukin-4 juega un rol clave en la lucha contra las infecciones bacterianas. Su papel principal es regular las reacciones a los agentes infecciosos que entran en la sangre y los tejidos antes de que infiltren las células individuales. Y la fiebre puede ser causada por bacterias infecciosas, en cuyo caso ayunar puede promover el otro tipo de inmunidad.
Hasta ahora, todo bien para quienes consideraron que la investigación holandesa comprobó que el proverbio era atinado... excepto que no es tan claro como parece.
La zona gris
Una causa común de la fiebre es la influenza, que es causada por un virus, no una bacteria, así que la teoría no se ajusta muy bien. Además, ese estudio fue minúsculo: contó apenas con seis voluntarios. Hasta el mismo autor principal del reporte, Gijis van den Brink, advirtió que en base al estudio la gente no debería cambiar sus hábitos alimenticios cuando está enferma.
Y luego, hay otra evidencia, aunque de ratones: cuando se consumieron sólo 40% de las calorías normales al día, no sólo no era más probable que se produjera una infección con influenza sino que los síntomas era peores y los ratones se demoraban más en curarse.
Aunque se han hecho trabajos que muestran que las restricciones de calorías extienden la longitud de vida de los ratones y ratas entre 20% y 30% y reducen la incidencia de tumores, cuando se trata de influenza la evidencia sugiere que a los ratones les va mejor si comen.
¿Malentendido?
Volviendo a la gente, no sólo hace falta evidencia científica que respalde el proverbio sino que además hay debates históricos y lingüísticos sobre sus orígenes. Muchos se lo acreditan a "Los cuentos de Canterbury" de Geoffrey Chaucer. Otros insisten en que la frase no aparece en esa colección de historias de finales del siglo XIV. Algunos piensan que puede ser una mala traducción y que lo que intentaba decir es que "alimentar la gripe previene la fiebre".
Quienes quieran una respuesta definitiva tendrán que esperar hasta que sepamos más sobre las complejidades del sistema inmune. Hasta entonces, el apetito es probablemente la mejor guía. En todo caso, con gripe o fiebre es importante seguir tomando fluidos. Respecto a la comida, es bueno mantenerse fuerte pero todo depende de lo que su estómago aguante.
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