Una revisión sistemática de la literatura médica demuestra que la mitad de las malformaciones fetales se puede m n detmyñylbbbhyyhjuhjukectar con nla ecografía del primer trimestre del embarazo.
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Las tasas de detección varían según el tipo de malformación y l técnica de ultrasonido utilizada, señalan los autores de un estudio publicado en la revista Obstetrics & Gynecology.
Con estos resultados, los médicos que utilizan la ecografía para identificar signos de anormalidades cromosómicas también deberían evaluar detalladamente la anatomía fetal, según explicó la coautora del estudio, doctora A. Cristina Rossi, de la Universidad de Bari, en Italia.
"Hay que insistir en que, aunque el ultrasonido del primer trimestre puede detectar un 50 por ciento de las malformaciones fetales, no reemplaza al ultrasonido del segundo trimestre porque varias malformaciones aparecen más allá del primer trimestre", agregó Rossi.
"Además, cuando se sospecha de un defecto congénito en el primer trimestre y hay que confirmarlo más adelante, aparece la ansiedad materna", expresó.
La primera ecografía se realiza entre las 11 y las 14 semanas de gestación, para evaluar la translucencia nucal del feto, según explican Rossi y el doctor Federico Prefumo.
Los expertos señalan que los avances tecnológicos mejoraron la visualización de la anatomía fetal, lo que permite identificar otras anomalías fetales con la ecografía temprana.
Rossi y Prefumo identificaron 19 estudios sobre 78.002 fetos, incluidos 996 con malformaciones confirmadas mediante exámenes postnatales o postmórtem. Las ecografías entre las semanas 11 y 14 de gestación habían detectado malformaciones en el 51 por ciento (472) de los fetos con esos defectos.
La tasa de detección varió según la malformación: la más alta correspondió a las anormalidades del cuello (92 por ciento) y la más baja, a las extremidades, la cara y el tracto genitourinario (34 por ciento para cada caso).
La detección de defectos múltiples fue más común que la de malformaciones aisladas (un 60 versus un 44 por ciento), mientras que la tasa de detección fue más alta en las embarazadas de alto riesgo (del 65 por ciento).
Las técnicas transabdominal y transvaginal combinadas alcanzaron una tasa de detección del 62 por ciento, mientras que la de la técnica transabdominal sola fue del 51 por ciento y la de la técnica transvaginal sola, del 34 por ciento.
Las tasas de detección también variaron para cada tipo de malformación. Por ejemplo, variaron del 1 al 49 por ciento para la espina bífida o la hidrocefalia; del 50 al 99 por ciento para la enfermedad valvular y los defectos septales; y fueron del 100 por ciento para la acrania y la anencefalia, y del 0 por ciento para la agenesia de cuerpo calloso y la extrofia vesical.
"Pensamos que deberían implementarse criterios estandarizados para optimizar la precisión de la ecografía temprana en la detección de las malformaciones fetales", escriben los autores.
"Detectamos una heterogeneidad en los estudios, principalmente en las técnicas", explicó Rossi por correo electrónico.
"Los criterios estandarizados deberían servir para reducir esa heterogeneidad y evaluar la mejor técnica; por ejemplo, si siempre debería aplicarse el enfoque transvaginal o sólo cuando el ultrasonido transabdominal revela signos sospechosos de anormalidades fetales", concluyó.