El avance en el servicio farmacéutico y la dispensación domiciliaria son cada vez más necesarias para garantizar el acceso a la farmacia.
importancia del servicio y del papel del
farmacéutico en el conjunto de la sociedad.
Por Enrique Mezquita. Valencia
Vie, 29/07/2022 - 11:40
El envejecimiento de la población y el incremento de las enfermedades crónicas que lleva aparejado puso hace un tiempo sobre la mesa la necesidad de avanzar en el servicio farmacéutico y la necesaria dispensación domiciliaria en casos de necesidad. La pandemia de la covid-19 también ha sido una “vuelta de tuerca” en este enfoque, ya que ha visualizado aún más la importancia del servicio y del papel del farmacéutico en el conjunto de la sociedad, sobre todo para garantizar la igualdad de todos los ciudadanos en el acceso a sus servicios. Ese papel debe tener el reconocimiento por parte de la Administración y la sociedad, además de un apoyo para poder desarrollarlo con las mayores garantías y seguridad. Por ello, será uno de los grandes temas a analizar y debatir en el Congreso Nacional Farmacéutico que organiza el Consejo General en Sevilla el próximo mes de septiembre.
Según Jordi de Dalmases, vicepresidente del Consejo General de Colegios Farmacéuticos, este servicio es, en primer lugar, “ una necesidad para la sociedad del siglo XXI generada por las expectativas, pero también por la cronificación de las enfermedades y el incremento de la dependencia”. En esta línea, Vicente Colomer, secretario del COF de Valencia, hace patente que “cualquier persona, independientemente de su estado de salud, movilidad, etc. tiene derecho a una correcta atención sanitaria entre las que se incluye la farmacéutica”. En su opinión, “privar a cualquier ciudadano de un servicio sanitario simplemente porque no tiene posibilidad ambulatoria de acudir a una farmacia comunitaria es una inequidad que la sociedad no debe permitir porque, por añadidura, se da en personas frágiles”.
Andoni Lorenzo, presidente del Foro de Pacientes, añade que la aparición de la covid-19 ha mostrado a la sociedad las carencias que nuestro Sistema Nacional de Salud venía sufriendo en los últimos tiempos “y ha puesto de relieve la necesidad de establecer reformas que nos permitan tener una mejor atención hacia los pacientes”. Buscando el lado positivo de esta nueva situación, “tenemos que destacar los aspectos que han tenido un comportamiento muy bueno y que ofrece innumerables oportunidades dentro de nuestro Sistema Nacional de salud: por un lado, el aspecto de la digitalización o teleasistencia, siempre sin olvidar ni perder de vista el factor humano; y por otro lado, el excelente comportamiento que ha tenido y está teniendo la farmacia comunitaria”. Como el resto de portavoces, insiste en que “la atención o dispensación domiciliaria siempre debe ser realizada por un profesional perfectamente formado y con una regulación que garantice la salud y la atención del paciente”. Y para afianzarse en su visión y entender la nueva situación, Lorenzo contextualiza la misma con dos datos: por un lado, en España hay cerca de 20 millones de personas con patologías crónicas; y por otro, son más de 9 millones las personas mayores de 65 años. “Con estos datos y con una perspectiva de que van a ir en aumento, la primera clave es reconocer esta nueva situación”.
¿Y cómo debe ser? Para el vicepresidente del Consejo, la atención domiciliaria debe diseñarse en coordinación con nuestro modelo de dispensación, garantizando el contacto y la intervención del farmacéutico y bajo su responsabilidad. “Debemos llevar las mismas garantías que tiene el paciente en la dispensación de la farmacia hasta su hogar”, apunta. Además, incide Dalmases, “se debe establecer manteniendo la coherencia con el modelo de disposición de las farmacias en todo el territorio para garantizar así la equidad y accesibilidad a todo tipo de pacientes”. Por tanto, se trata de aprovechar las fortalezas de la propia ordenación farmacéutica complementándola con adaptaciones a nivel geográfico. “En definitiva, de garantizar la dispensación más allá de la oficina de farmacia pero con las mismas garantías y no de distribuir medicamentos a domicilio sin el aval y la responsabilidad del farmacéutico”, apunta el vicepresidente del Consejo.
En este contexto, Colomer recuerda que “deben habilitarse las condiciones legales y retributivas” para que no no se produzca de dicha inequidad, argumentando que “en proveer dichas condiciones, la Administración tiene mucho que acometer para que el servicio público farmacéutico que se presta desde las farmacias sea sostenible a la vez que eficiente”. Y ello es así, insiste, porque la dispensación no es una mera entrega del medicamento, es “el servicio profesional del farmacéutico encaminado a garantizar, tras una evaluación individual, que los pacientes reciban y utilicen los medicamentos de forma adecuada a sus necesidades clínicas, en las dosis precisas según sus requerimientos individuales, durante el periodo de tiempo adecuado, con la información para su correcto proceso de uso y de acuerdo con la normativa vigente", según recuerda Colomer que contempla la “Guía Práctica para los Servicios de Atención Farmacéutica en la Farmacia Comunitaria 2019. Foro de Atención farmacéutica en Farmacia Comunitaria”.
La realidad actual
Respecto a cómo se está realizando hasta la fecha, Colomer incide en que “la pandemia nos ha obligado a prestar servicios que hemos organizado a contrarreloj para minimizar los problemas de acceso al medicamento de pacientes crónicos y frágiles”. Y todos los COF han afrontados los retos que se presentaban “con nuestros recursos, el apoyo del Consejo General de COFs y, en ocasiones, la colaboración de instituciones sociales y la Administración, tanto local como autonómica”. Y añade, “lo hemos hecho bien como así lo atestiguan los usuarios”.
En conjunto, apunta Dalmases, “en la actualidad existe algún tipo de legislación en comunidades como Cantabria, Galicia, Andalucía, Navarra y Castilla La Mancha; además se está trabajando ya en Madrid. Pero todavía no es una realidad y está pendiente de desarrollo”. Al igual que Colomer, hace hincapié en que durante “la pandemia este servicio se desarrolló, liderado por la Organización Farmacéutica Colegial y las administraciones, ofreciéndose con garantías y éxito en multitud de autonomías”.
Así, según un estudio que el Consejo hizo con GAD3, “solo durante el primer mes de confinamiento 830.000 ciudadanos recibieron atención farmacéutica en su domicilio, de los cuales, más de la mitad eran mayores de 65 años”. Para atender la dispensación domiciliaria, añade Colomer, hacen falta diversos elementos claves: amparar legalmente dicha actividad en todo el estado por la administración competente; disponer de recursos humanos y materiales necesarios para realizarlo -ello conlleva, además de farmacéuticos medios para el registro de la actividad y la justa retribución a través de honorarios profesionales que no deben estar restringidos a un margen del medicamento-; acceso al historial médico y farmacoterapéutico necesarios para la correcta realización de dicha dispensación; y garantizar la libertad de elección de farmacia que preste el servicio por parte del usuario y documentar dicha vinculación. “Es en esta faceta en la que los Colegios pueden jugar un papel fundamental de control y garantías deontológicas en defensa del usuario”, resalta Colomer.
Lorenzo resalta, como el resto de portavoces, que “es muy importante destacar que la dispensación domiciliaria en ningún caso se debe plantear como un mero servicio de entrega a domicilio”, ya que “no podemos olvidar que estamos hablando de medicamentos y esto requiere que las personas o el profesional que acuda al domicilio debe ser una persona perfectamente formada y que pueda atender cualquier consulta o duda que tenga el paciente”. No podemos olvidar que estamos hablando de medicamentos y esto requiere que las personas o el profesional que acuda al domicilio debe ser una persona perfectamente formada y que pueda atender cualquier consulta o duda que tenga el paciente. Una mala administración del medicamento o una equivocación en la dispensación del medicamento “puede tener consecuencias y efectos muy graves para el paciente”; y una mala formación o información al paciente sobre el medicamento “puede tener consecuencias tan importantes como la falta de adherencia a ese tratamiento y en consecuencia la aparición de complicaciones en la enfermedad del paciente”. Por ello, “desde el Foro Español de Pacientes entendemos que esta dispensación siempre se debe de realizar por la farmacia comunitaria y nunca por un servicio de transporte o de mensajería”.
Reducir las desigualdades en salud
Para Dalmases, lo es “sin duda”, pero todo es “una buena herramienta para seguir haciendo útil el modelo de ordenación farmacéutica que tenemos, ofreciendo soluciones aprovechando todo su potencial a las necesidades sanitarias que generará la cronificación de las enfermedades o el incremento de la dependencia”. En definitiva, la farmacia es buen ejemplo de servicio que no genera diferencias en el acceso ni geográfica ni por perfil de paciente, “por tanto debemos trasladar esa solución al hogar para no generar desigualdades en salud por el simple hecho de estar enfermo, discapacitado o aislado”.
Colomer también enfatiza que “indudablemente”, En este escenario, añade, “son de nuevo las Administraciones las que, en su responsabilidad de trabajar por la igualdad que la Constitución Española otorga a los ciudadanos, deben tomar las medidas que lo posibiliten y no es de justicia que sigan cargando, sin reconocer retributivamente, a las farmacias comunitarias, y en especial a las menos favorecidas, como las que prestan su servicio en el ámbito rural, o las obligadas a prestar servicio de urgencia por la normativa”, que si contempla la obligación “pero se olvida sistemáticamente de acompañarla con dotación presupuestaria por lo que se prestan sin ninguna retribución y a costa del descanso y conciliación familiar de los farmacéuticos”. Para Colomer, “hay muchos mecanismos que se pueden adoptar para posibilitar que estas desigualdades en salud disminuyan sin crear nuevas desigualdades, solo hace falta la voluntad de las Administraciones para sentarse y consensuar el camino a seguir. Lorenzo coincide con ellos, además de apoyar que hay que dar “un mayor protagonismo y recursos a las farmacias rurales, que en muchos casos es el punto más cercano o único dentro de la sanidad y que su trabajo intenta paliar las enormes diferencias que existen entre la ciudad y el campo”.
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