Científicos lograron por primera vez regenerar un corazón de ratón
después de reemplazar sus propias células por células madre del corazón humano, informan los
investigadores de la Escuela de
Medicina de la Universidad de Pittsburgh, en EE.UU.
Según los resultados, publicados en la edición digital de 'Nature
Communications', el corazón del
roedor fue capaz de contraerse y
volver a latir, abriendo una brecha
de esperanza en el camino de la
regeneración de órganos funcionales mediante la colocación de células madre humanas pluripotentes inducidas (iPS), que pueden personalizarse para el destinatario.
Los expertos señalan que estas
células podrían utilizarse para
trasplantes, modelos de pruebas de medicamentos y para estudiar el desarrollo del corazón en los fetos.
"Poder reemplazar la porción de
tejido dañada por un ataque al
corazón, o tal vez el órgano entero, podría ser de una gran ayuda para estos pacientes", resalta el doctor Lei Yang, investigador principal del
proyecto.
Para regenerar el corazón de ratón, al órgano le fueron extraídas las células vivas mediante una especie de detergentes biológicos. El
resultado fue una estructura inerte, el andamiaje que da la forma tridimensional al corazón.
Por otro lado se tomaron células adultas humanas y se reprogramaron hasta convertirlas en un tipo de células madre (las iPS), que, a su vez, se derivaron en progenitores multipotenciales cardiovasculares, un tipo de material que es la base de los tres tejidos fundamentales de un
corazón: los cardiomiocitos, las
células endoteliales y las de tejido
muscular liso. A los 20 días, el
renovado corazón empezó a latir.
Los primeros latidos
Los autores del proyecto indican que se trata de un latido que, pese a tener una frecuencia adecuada (entre 40 y 50 palpitaciones por minuto), no sería lo suficientemente potente como para bombear la sangre a todo el cuerpo del animal, que es el objetivo del corazón.
Además, este órgano es muy complejo, ya que necesita que se
construyan también los vasos sanguíneos, debe tener una conexión con los impulsos eléctricos que regulan su ritmo y requiere un sistema de válvulas.
"Nuestro artículo es un importante avance hacia la regeneración de un corazón humano completo", dice Yang. Aunque es consciente de que
para conseguirlo aún falta mucho.
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