El parásito que ocasiona esta enfermedad muere a partir de los 70 grados centígrados, de modo que la carne se puede consumir bien cocinada.
La alimentación durante el embarazo requiere de una atención especial, un ejercicio de responsabilidad por parte de la mujer gestante que repercute de forma directa en su salud y en la del feto. En este sentido, la toxoplasmosis es una de las mayores preocupaciones ya que, si la embarazada la contrae, la puede transmitir al feto ocasionándole múltiples complicaciones. Las vías de contagio más habituales son: a través del consumo de carne cruda o poco hecha, al ingerir frutas y verduras mal lavadas y a través de las heces de los gatos, que se contagiarían al consumir carne cruda o poco hecha.
Como explica el Dr. Juan Ordás, director de la Unidad de Reproducción Asistida de Vithas Internacional, el Toxoplasma gondii es un parásito que se transmite al ser humano a través de la ingesta de carne cruda contaminada (carne de vacuno, ovino o cerdo). “Naturalmente, los embutidos hechos a partir de la carne de estos animales son también carne cruda”. Cabe destacar, como apunta el especialista, que las aves no transmiten la enfermedad.
Sin embargo, la carne es una parte muy importante en la dieta de una mujer embarazada, “siempre que se suprima la grasa superflua”. Aporta proteínas en cantidades elevadas, colesterol – la embarazada necesita colesterol-, fósforo, hierro, zinc, tiamina, riboflavina, ácido nicotínico, folatos y ácidos grasos saturados.
Para evitar la toxoplasmosis es necesario prestar especial atención a la forma de cocinar la carne. “Este parásito muere a partir de los 70 grados centígrados, pero resiste bien la congelación en el frigorífico de casa, aunque no la congelación industrial, de entre 40 y 60 grados bajo cero, de modo que se podría tomar carne poco cocinada siempre que haya sido congelada a estas temperaturas”, señala el Dr. Ordás. Añade además que, respecto a los patés, los que se comercializan a partir de hígado de oca o de pato no tienen riesgo de transmitir la enfermedad, ya que se trata de aves. En el caso de los de hígado de cerdo, como están previamente cocinados, tampoco la transmitirían.
Desde hace años, la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO), por ejemplo, recomienda que no se realicen test de toxoplasmosis a las mujeres embarazadas. Pero, como aclara el Dr. Odás, “ello no implica que se mantengan los cuidados alimenticios referentes a la carne cruda y a los embutidos”. Las recomendaciones del especialista son: “tomar toda la carne bien cocinada, lavarse siempre las manos después de manejar carne cruda, evitar tocar los ojos o las mucosas con las manos sucias de carne cruda y limpiar cuidadosamente todas las superficies de la cocina y del frigorífico que hayan estado en contacto con la carne sin cocinar”. Vithas Internacional pertenece al grupo sanitario Vithas que cuenta en España con 19 hospitales y 26 centros especializados denominados Vithas Salud.
Dieta equilibrada durante el embarazo
Una dieta adecuada durante el embarazo ha de mantener un equilibrio correcto entre proteínas, grasas, hidratos de carbono, vitaminas y minerales. En mujeres con un peso normal, la ingesta ha de ser de unas 2.500 kcal. diarias.
Como apunta el Dr. Ordás, “las dietas vegetarianas estrictas o veganas son insuficientes para un correcto desarrollo fetal. Si bien es cierto que las frutas y verduras son esenciales, existen una serie de principios fundamentales que estos alimentos no poseen, como los aminoácidos esenciales, que solo se incluyen en una dieta que contenga carnes y pescados”. Añade, además, que este tipo de dieta genera también un déficit en calcio, hierro y vitamina B-12.
El especialista afirma, además, que “no sirve el hecho de que mujeres veganas hayan tenido hijos sanos, ya que habría que valorar el resultado a largo plazo: desarrollo mental y físico y calidad de la descendencia en las generaciones siguientes”.
Fuente: Vithas
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